miércoles, 23 de junio de 2010

La eleccion de la almohada

La almohada también merece atención puesto que es la responsable de mantener la espalda alineada. Habrá de adaptarse a las distintas posiciones que se adoptan al dormir y soportar el peso de la cabeza, al tiempo que estará diseñada para soportar correctamente el peso de la cabeza, permitir la circulación facial y ser hipoalergénica.
Elija la almohada que mejor se adapte a su cabeza, la longitud de su cuello y la anchura de sus hombros.
Si usted duerme boca arriba, la almohada debe ser baja y blanda, para asegurar que la columna cervical forma con la columna dorsal el mismo ángulo que al estar de pie.
Si duerme de costado, la almohada debe ser alta y dura, para mantener el cuello en el eje de la columna dorsal asegurándonos que no caiga ni rote.
Si duerme en pareja, cada uno debe tener su almohada adaptada a sus necesidades.
El relleno de la almohada no debe ser ni excesivamente blando ni demasiado duro.
Debe tener la firmeza necesaria para evitar que la cabeza caiga hacia atrás

Un equipo de descanso debe combinar los elementos que lo forman del modo más indicado para quien descansará sobre él

Un tercio de nuestra vida transcurre durante el sueño, que debe ser reparador para que nos ayude a recuperarnos de los esfuerzos diurnos. Elegir un buen sistema de descanso se convierte, por tanto, en una cuestión prioritaria. Según un informe de EBIA (European Bedding Industries' Association), España es el país europeo en el que más se alarga la duración de los equipos de descanso. El 20% de los españoles cree que un colchón se puede usar durante 20 años, por lo que somos quienes con menos frecuencia los cambian: lo hacemos cada 12'6 años de media, y para el 68% de los entrevistados, la renovación se produce únicamente cuando el desgaste, las roturas y la alteración de la forma son evidentes. Por delante se sitúan Bélgica e Italia, donde se substituyen los colchones con una periodicidad de 11'7 y 11'5 años, y a la cabeza de este particular ranking se encuentran Holanda y Austria, donde el reemplazo se realiza cada 9'6 y 8'2 años, respectivamente.

En cuanto al tipo de colchón que conviene adquirir, un estudio de Fundación Kovacs ha concluido, en contra de la creencia popular, que los colchones duros no mejoran el dolor lumbar de las personas que lo padecen. Frente a estos colchones, desde la Fundación recomiendan los de dureza intermedia, ya que mejoran en 2,4 veces más la evolución del dolor en la cama que un colchón muy duro. Según los resultados, sólo el hecho de cambiar de colchón supuso una mejora en el control del dolor de espalda en todos los pacientes y cerca del 40% pudo abandonar los fármacos -en muchos casos analgésicos- que tomaba para aliviar los síntomas. Tratándose de colchones, no siempre se considera la importancia que estos productos tienen en la vida diaria, de manera que con frecuencia la elección se basa exclusivamente en elementos como el precio o en lo que la publicidad induce. Sin embargo, la elección del equipo de descanso es algo muy personal. Para saber cual es el mejor en cada caso, ha de juzgarse cómo se duerme y, sobre todo, que sensaciones se tienen al levantarse. Si la respuesta es incomodidad, quizás sea hora de cambiar de colchón.